viernes, 13 de septiembre de 2013

(sobre)vivir pintando






No la única, pero si la gran responsabilidad de nuestro EVIDENTE estado de fracaso social en el que subsistimos los artistas (yo y mis amigos artistas, y los amigos de ellos, y así..) es nuestra.
No tiene caso vivir enfocado en los coletazos la sociedad cultural, y solo tiene cabida este artículo por la doble dirección en que nos desarrollamos muchos de criticar una sociedad viviendo dentro de ella.

En algún punto Foucault señalaba los peligros del doble discurso humanista, de caer en la facilidad de trivializarlo todo y evadir los problemas sociales, manteniendo viva una ilusión por medio de una abstracción personal arbitraria de la realidad. Parecido a una patología, que interrumpe un entorno social por una barrera invisible.
Los artistas muchas veces se refieren a lo SOCIAL o POLÍTICO, en una lógica documentalista-poética. Observan y re-presentan la "sociedad" o la "política" de modo simbólico, sin hacer incapié en el individuo mismo dentro de su condición politico-social, limitándose a poetizar los sucesos. La política en su condición romántica no tiene repercusiones sociales, la música o pintura de un facista, un zionista o un anarquista -de no hacerse explícita- es indiferenciable, o de diferenciarse puede sernos indistinto a los sentidos.

El artista como cualquier otro individuo es un sujeto social, y esa mierda de "El arte es una vaca sagrada que no puede rebajarse a las mundadanidades de este mundo. Abstengámonos de la economía y las labores decorativas" es una ridiculez desde que la primera prostituta vendió su cuerpo. Así, la economía, como el aspecto político y social, son condiciones inherentes de cada uno, artista, panadero o musico callejero.

Por lo mismo, de buscarse alguna resolución política más ayá de mitificar las catástrofes, vale la pena desarrollarnos como lo que, colectivamente, pretendemos reflejar. 

Vale la pena que el gremio de artistas sea reconocido como una pieza que no encaja en el sistema de mercado. Esto no se hace con "obras de arte que trivializan el concepto del dinero" se hace vendiendo, truekeando, o participando económicamente. Ganando plata pa comerVendiendo a precios alcanzables, de partida, en lugares comunes a la gente. Redistribuyendo tiempos, que al fin y al cabo son el factor económico que más define los resultados. Recodificando los conceptos burgueses que solo se aplauden en salones de viejos pseudo filósofos. Diluir los epicentros económicos -los "capitales"- de la cultura es una labor tan importante como ignorada dentro del llamado arte político.  

El mercado del arte NOSOTROS decidimos relegarselo a unos pelavergas. Ese fué un error transversal. Años atrás, en tiempos que el arte estaba integrado por una serie de labores sociales que fueron reemplazados por la foto o el diseño industrial, los artistas tenian trabajo y buena paga. Y se dedicaban muchos más artistas a construir la concepción de "cultura." Después de las complicaciones post revolución industrial comenzamos a ser una fábrica de burócratas de la cultura, agentes, curadores, críticos, mecenas, dueños de immobiliaria, apitutados y compañía que suelen tener más dinero que los mismos artistas.
No pretendo fabricar un discurso inamovible de corrección política, lejos de eso, hacer notar desde nuestra condición de prostitutxs, que podemos distinguirnos. Algunxs gustarán de la prostitución, del dinero, las luces, los lujos. Las sutilezas, los salones blancos. Bien por ellos. Personalmente me interesa el resto que, si esque nos prostituimos es para salir de esta particular carrera de ratas y poder tener un taller, una casa, un patio pequeño, una tele, un refri. Nos arrendamos, pero no por amor a la verga precisamente. Todo aquel que detesta Minera Escondida pero NECESITA TENER DINERO es el primer agente de cambio para este escenario. Todo aquel que se cansó de ser un "niño mimado" de la sociedad por simplemente reflejar o develar las condiciones en las que vivimos, podemos organizarnos a nivel económico y social, y contribuir a una red de apoyo mutuo económico que traiga billetes, del pobre y del rico, a donde están los artistas y no donde están los funcionarios externos del arte, esos weones cómodos que ya no necesitan andar limpiando pincelitos ni intoxicándose con diluyente. Y como contraparte, contribuir con el oficio de arte tradicional a los sectores económicos que son excluidos de la contigencia. 

Socializar, al fin y al cabo. No tiene sentido "dejar de comer carne" sin antes,  comer verduras. Esa es la gran moraleja, vegetarianos o no, más vale comer verduras que vivir quejándose por las injusticias de la industria alimenticia. 

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